martes, 20 de octubre de 2009

Bendita Justicia


Desde hace mucho tiempo, vivimos con la sensación permanente que ante cualquier hecho en nuestras vidas, siempre nos encontramos ante la falta de justicia.
Tal vez no sea sólo una sensación. Tal vez nos encontremos inmersos en una tormenta permanente de injusticias que día a día, nos pone cara a cara con la realidad. Una realidad que nos atormenta, que nos quita el aliento. Una realidad ante la que creo (es mi opinión) nos sentimos permanentemente derrotados.
Y éste es el peor de los obstáculos que tenemos porque una sociedad que claudica ante el aluvión de los sucesos, dificilmente consiga la concreción de sus objetivos primarios.
Ante cualquier objetivo a cumplir, sea particular o como sociedad en sí, es necesario y como premisa fundamental, definir ése objetivo.
Pero tan importante como eso, y cual pilar basamental, es trazar un plan. Aquí pongo especial énfasis. Sin un planeamiento, nada podremos lograr. Y ese es uno de los mayores déficits de quienes han dirigido durante años los destinos de nuestro país. Porque el objetivo debe ser el bienestar general de la sociedad y la planificación debe ser en consecuencia y no en beneficio de quienes lo llevan a cabo.
Parece simple, no? y realmente debiera serlo. Pero a lo largo de nuestra historia, hemos caído en las trampas permanentes pergeñadas por aquellos que nos prometieron la salvación a cambio de sacrificios maratónicos en pos de un futuro promisorio y hoy (que nos encontramos en el futuro que alguien del pasado delineó) la frustrante realidad nos invade con un halo de impotencia que redunda en la insatisfacción generalizada.
Es mi opinión que lamentablemente no somos tan solidarios como solemos pregonar en infinidad de ocasiones. La solidaridad no se ve en hechos aislados o en ayudas puntuales ante hechos conmocionantes de un momento.
La conducta solidaria se practica a diario, sin restricciones, sin esperar una contraprestación a cambio.
Existen asimismo, innumerables instituciones y particulares que intentan por todos los medios, promover la cultura de la solidaridad. En silencio, con esfuerzo. Pero es necesario que lo hagamos en voz alta, con más participación. Con real convicción.
La solidaridad, abarca infinidad de causas. Y somos una sociedad muy poco solidaria. No es solidario salir a protestar sólo cuando nos saquean los bolsillos solamente. Nunca hasta esos momentos, nos unimos con la misma magnitud de reclamo para frenar las afrentas a las cuales eran sometidos la mayoría de nuestros compatriotas, al sumirlos en la más profunda de las crisis sociales, de las cuales "todos"padecemos las consecuencias. Porque éste brote de violencia inusitada para nuestra sociedad, es el resultante de años de desprotección de nuestros trabajadores, sus respectivas caídas en la escala social y el empuje hacia la marginalidad producido por el desprendimiento indiscriminado de nuestras empresas, en detrimento del Patrimonio Nacional. Por eso es muy difícil luchar si no sabemos contra quien. Y votamos al menos malo ( el cual surge de "nuestra sociedad"), para que nos salve del anterior que nosotros también votamos para que nos salvara de su predecesor. Y así repetimos un DESTINO CIRCULAR y viciado, del cual nunca podemos salir. Es el momento de reflexionar qué queremos para nosotros como sociedad, y ese objetivo lo cumpliremos únicamente si nos desarrollamos como individuos solidarios.
Tal vez recién ahí, vislumbremos la salida del espiral eterno en el cual giramos y comencemos a percibir la sensación de Justicia.

Hasta la próxima.

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